Pinto

Quien se dedica al arte, en mi experiencia, tiende a permanecer el máximo de tiempo desinhibido. Como si estuviera borracho, drogado o enamorado. Va a su aire hacia una dirección concreta realizando cosas que a nadie más que a él interesan y en principio nadie le paga por estar borracho, drogado o enamorado.

Quien se dedica al arte, arriesga. Se parece a quien, de entrada, no está dispuesto a pagar una multa aunque le hagan descuento del 50% por pronto pago. Prefiere recurrir la multa por si consigue el 100% del descuento. Da igual si es inocente o culpable, prefiere arriesgar.

Quien se dedica al arte, en definitiva, dedica el tiempo a cosas inútiles como pensar, hacerse preguntas y elaborar piezas. Sufre y disfruta a partes iguales y sobre todo, con esa mezcla de desinhibición y riesgo, tiende a hacer lo que le da la gana en el mayor campo posible de facetas de la vida.

Quien se dedica al arte no tiene envidia porque lo tiene todo sin tener nada, porque en lugar de envidias tiene sueños, y estos sueños superan cualquier deseo.